Voy a hacer un breve resumen de mi experiencia de haber corrido la Media Maratón de Buenos Aires 2015. No voy a buscar impactar con frases emotivas, momentos de heroísmo ni con una literatura profunda, simplemente compartir lo que pude vivir el domingo 6 de septiembre.
La alarma del reloj clavadita a las 5am ya que sólo había
que desayunar, cambiarse y esperar que me pasen a buscar. Esas son las ventajas
de dejar todo armado la noche anterior para que no haya imprevistos. Como en
todos los eventos masivos, no importa la hora o el lugar, el auto hay que
dejarlo a varias cuadras ya que en las cercanías los trapitos tarifan la
voluntad de que te cuiden el auto.
Como siempre, ya una hora antes la zona de Running teams es
un mar de gente que calienta, elonga, toma agua, charla y todo eso junto. Dejé
mi bolsito en la carpa del DF TRAIL RT y empecé a mover el esqueleto para
entrar en clima, cometiendo el ¿Error? de ir a posicionarme a la largada sólo
15 minutos antes del comienzo. El corralito rosa parecía el subte D a las 6 de
la tarde saliendo desde Catedral. Tumulto de gente, avalanchas, empujones y
demás cosas lindas. Obviamente no había nadie en la puerta del corralito
controlando que todos entren en el sector que les corresponde. Demás está decir
que es una formalidad, ya que en la entrega de kits uno puede decir que va a
correr como Haile Gebrselassie y la realidad es que uno corre como la mujer
araña.
Cronómetro en 0 y puntualmente se larga la carrera. Para
esta carrera estaba estrenando un humilde Garmin Foreruner 10. Parece un
pequeño paso, pero es un gran salto para el corredor. Pasar de correr a ritmo
por sensaciones y poder chequearlo cada un kilómetro a correr e ir chequeando
el ritmo con sólo mirar el aparatito es un gran avance para mi rusticidad
runner.
Volviendo a la carrera, el primer kilómetro fue lento,
esquivando gente, acelerando, frenando, buscando el hueco para pasar. También
viendo como un ¿Runner? mala leche, al mejor estilo Orión le tira una patada de
atrás a otro que sin querer se le cruzó en el camino, lástima que no recuerdo
el número de corredor. Como decía el primer km fue lento e hice un parcial de
5min/km, pero por suerte a partir de ahí me pude poner en el ritmo pensado y
hacer casi todos los parciales en 4:40min/km algunos unos segundos más rápido,
otros un poco más lento.
Si bien uno va concentrado manteniendo el ritmo y
sensaciones, el circuito es tan lindo que siempre es bueno poder distraerse un
poco y disfrutar de la ciudad de Buenos Aires desde una mirada diferente. No
todos los días se puede correr por el medio de Libertador, la 9 de Julio, Av. de
Mayo, etc. Volviendo a mi experiencia, hasta el kilómetro 11 fue un paseo,
excelentes sensaciones. Cada vez que corro esta carrera (creo que fue mi 5ta
media de Bs.As) sufro mucho (casi que me desmoraliza) la parte de la autopista,
por lo que esta vez fui mentalizado a para roperla. Se ve que mi cerebro lo
sabía y es por eso que en el kilómetro anterior (el 12) se me cayó un poco el
ritmo, pero al entrar en la cantilo inflé el pecho y le metí piernas. Por
suerte esta vez la concentración me ayudó a pasar ese tramo casi sin darme
cuenta. El túnel de Sarmiento como siempre se baja a pura velocidad y se sube con
el envión tomado, así que se pasó tranquilo. De ahí a encarar esa recta que
parece eterna, desde Sarmiento hasta Monroe. El edificio de Aguas Argentinas
parece interminable. En el km 19 hubo un pequeño percance, el agua que agarré
parecía cerrada y sellada al vacío, imposible de abrir con las pocas fuerzas
que quedaban, por lo que tuve que frenar 5 segundos para abrirla correctamente.
Nada grave, por suerte enseguida me volví a poner en ritmo.
Y así fue como zancada a zancada me fui acercando a la meta.
Maldito el 3er arco (el de Clarín) que pusieron en esta edición, haciéndome
confundir en el sprint final. Pese a eso salió una linda carrera en 1:38:22
apenas a 20 segundos del objetivo planteado. Obviamente le echaré la culpa a
esos segundos perdidos en el primer kilómetro. Eso sí, si me corrían el arco 50mts más
adelante no llegaba.
El clima acompañó durante toda la carrera (Salvo un poco de
viento de frente en la autopista), seguramente eso hizo que todos en el RT
pudimos cumplir con los objetivos. El clima y el trabajo constante y a conciencia
de cada semana, que es el pilar fundamental de este deporte. Nada se obtiene
sin sacrificio.
Espero que les haya gustado mi crónica, sin filtro ni
corrector. Y si alguno quiere compartir lo vivido, es bienvenido.
Saludos.
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