domingo, 2 de septiembre de 2012

Psicología aplicada al deporte: Cómo superar las dudas de la competición



¿Intimidado por tu primera carrera, los recorridos duros o los ritmos rápidos? Aquí tienes la solución.



Todo corredor pasa por momen­tos de dudas, y eso no siempre es malo. Preguntarte si estás prepa­rado para correr un maratón re­fleja una sana conciencia sobre el desafío al que pretendes enfrentarte, sobre todo en los comienzos de tu preparación. Si no has entrenado debidamente, tus preocupacio­nes resultan válidas.

Pero otras dudas (so­bre todo las provocadas por influencias exteriores) pueden crear un sentimiento de intimidación contraproducente. Estas dudas van echando sus raíces en lo más profundo de tu cabeza y se ramifican en emociones negativas, según los mejores psicólogos deportivos. La demanda de es­fuerzo puede ser alta, pero hay que ser realistas y no plantearse una reflexión seria al respecto.

Sentirte intimidado es asumir que no tendrás los recursos para satisfacer esa demanda. El estrés orientado hacia el fracaso puede causar multitud de problemas: puede tensionar los músculos favoreciendo las fatigas y dificultando la coordinación, tanto que puedes perder tu zancada habitual, distraerte de tus metas y socavar tu fuerza mental.
Aquí tienes unos cuantos consejos para superar las principales fuentes de intimidación y dar lo mejor de ti sin ser presa de las dudas.

CORREDORES MÁS RÁPIDOS
Están por todas partes: en la salida, en el recorrido, entre tus colegas... No pienses sólo en el tiempo de los demás, aprovecha sus logros para inspirarte. Muchas veces puedes sentirte un gamo dentro de tu gru­po de entrenamiento, pero si te juntas con gente de más nivel pasas a considerarte alguien con nula capacidad para generar velocidad.

No tienes por qué deprimirte en estos casos, todo lo contrario: considéralo una fuente de motivación. En poco tiem­po, no sin trabajo duro, te irás acercando poco a poco a tus nuevos amigos y, lo que es más importante, mejorando como co­rredor. Y si no puedes llegar a manejar sus ritmos, al menos deja de hacer compara­ciones y concéntrate en la verdadera satis­facción de correr de la manera más rápida que tu cuerpo te permita.

UN RECORRIDO DURO
Lo más normal después de lograr un objetivo es plantearnos otro un poco más difícil. Por ejemplo, si completamos un maratón llano no tarda­remos en preguntarnos cómo respondería nuestro cuerpo en recorridos duros, sinuo­sos, del estilo del de Madrid o Nueva York. Muchas veces los principiantes piensan que sólo tendrán una oportunidad de de­mostrar su valía y, si no lo consiguen, abandonarán para siempre.

Pero no hay que dejarse llevar por las primeras impre­siones o lo que nos hayan contado sobre un determinado circuito. En lugar de eso, hay que entrenar duro. Si hay cuestas, pues ire­mos introduciendo cuestas en nuestros rodajes paulatinamente (ahora, con los GPS, no nos será difícil planificar trazados rompepiernas en las cercanías de nuestro domicilio). Si ves que la cosa se te hace muy cuesta arriba (nunca mejor dicho) prueba a repetirte mantras: “Por aquí subo yo por mis narices”, “Esto no es una cuesta,s es una tachuelita” y cosas por el estilo.

GENTE QUE ENTRENA MÁS
Deshazte de la culpa de tu presunta fal­ta de dedicación concienciándote de que tu entrenamiento tiene que reflejarse en tu vida y no en la de los demás. Además, las necesidades de entreno son diferentes para cada individuo y dependen de las metas de cada uno.
Si de verdad no estás contento con los resultados tendrás que cambiar tu entrenamiento, pero no machacarte más o realizar el plan de otro. Y recuerda lo que sostienen todos los expertos consultados: “Ningún método para ganar autoconfian­za sirve si no has entrenado”.

UNA PRIMERA CARRERA
Una primera carrera de 5km puede te­ner más impacto para un principiante que un maratón para un corredor profesional. Así que no temas y ármate de coraje para sacarte tu primer dorsal. Habla con corre­dores avanzados sobre sus experiencias, oblígales a mirar atrás y pregúntales qué creen que les hubiera servido de ayuda en su debut.
Pero no te pongas unas expecta­tivas demasiado altas (un crono determi­nado o un puesto en tu categoría) e intenta divertirte sin más. El día de la competición intenta correr con un amigo, coordinar los pasos con otra persona libera la tensión.

LAS GRANDES CARRERAS
Cámaras de televisión, atletas de élite, numeroso público, recorridos míticos… todas esas cosas propias de los grandes eventos son distracciones. La esencia del entrenamiento mental es apartar tu men­te del camino y dejar al cuerpo hacer aque­llo para lo que ha sido entrenado, con in­dependencia del escenario.
Construye una rutina que te familiarice con cada carrera, concediendo valor a elementos como el valor de socializar con otros corredores antes del pistoletazo de salida, usar un re­productor de música o repetirte mantras en los tramos más complicados del recorri­do. Calma la presión de conquistar tu reto imaginándote la vida una semana más tarde, es decir, no le des a la carrera más importancia de la que tiene.

REPITE: “SOY UN CORREDOR”
Hay quienes no se definen corredores hasta que no han completado una carrera de cierta distancia, por ejemplo una media maratón, y eso no es necesario. Si no inten­tas ser un atleta no tienes por qué justificar tu nivel atlético, es decir, no es necesario hincharte a kilómetros ni tomártelo en serio para llamarte a ti mismo corredor.
En realidad, las palabras representan un esti­lo de vida. Lo principal es tomar conscien­cia de que los esfuerzos tienen beneficios: comer mejor, aumentar la fuerza, conocer gente con la que compartir tu afición… Co­sas que te convierten en un verdadero at­leta, mucho más que una marca o decenas de maratones en tus piernas.

RENEUVA TU CEREBRO - Los pasos correctos a dar cuando te preocupas demasiado


LOS TEMORES Y DUDAS SON NATURALES. Pero hacer una montaña de ellos, o ignorarlos, puede impedirte mejorar. Permanece atento a las próximas señales de alerta para saber si tus miedos te están reteniendo.

  • Estás concentrado en las posibles carreras que están por llegar. Claro que hay una probabili­dad muy alta de que no logres tu mejor marca la próxima vez que compitas. Aun así tu tiempo de entrenamiento estará mejor empleado si te concentras en el objetivo, realizando ejercicios de fomento de la confianza, ritmo y carreras largas, que si te preocupas por “y si…”.
  • Estás pensando más en las fuentes de tu intimidación. Hay que combatir la ansiedad sobre el ren­dimiento antes del día de la carrera. Identifica tus problemas y busca maneras de combatir las dudas. Por ejemplo, si en las carreras has ralentizado el ritmo en el tramo final, acaba el último kilómetro o los últimos dos de tus rodajes previos a una velocidad elevada.
  • Estás cuestionando tu devoción por el deporte. Parece que has olvidado o perdido la alegría de correr que una vez te ha motivó. Deja a un lado los objetivos cronométricos y procura pasar tus próximos entrenamientos divirtién­dote, sólo divirtiéndote, sin más pretensiones. Haz lo que sea para deshacerte de la presión del rendimiento.

Fuente: http://www.runners.es 

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