La crisis económica y la reforma financiera está afectando de forma muy seria al patrocinio deportivo en España
y sus consecuencias ya se han dejado a sentir. Las entidades
financieras no son, en absoluto, inmunes a todo ello y los bancos y las
antiguas cajas de ahorro han revisado sus patrocinios deportivos o los tienen en vías de revisión, como recogía recientemente Carlos Díaz Güell en Economía Digital.
En fútbol las marcas relacionadas con los dos grandes equipos de España capitalizan el podio: Qatar Foundation (16,5%), BWin (15,7%) mientras que BBVA, que da nombre a la primera división de la Liga, se encuentra en la cuarta posición (12,1%) por detrás de Unicef (13,7%).
“La progresiva desafección de los aficionados como consecuencia de la
definitiva irrupción de la televisión de pago en el mundo del fútbol, los desalentadores horarios que las televisiones han decidido imponer a la afición
y la profunda crisis económica española que ha afectado al consumo
interno de forma alarmante, parecen haber hecho mella en el BBVA que
desde 2008 se convirtiera en patrocinador oficial de la LFP e impusiera
su nombre y el de su principal eslogan a la primera y segunda división
del fútbol español”, asegura Díaz.
Y es que El Periódico de la Publicidad recoge en su número del mes de febrero un artículo de opinión de un autor que firma bajo el pseudónimo de Salomón
en el que asegura que “una fuente muy bien informada me ha contado con
pelos y señales el contubernio que se traían en el Área de Patrocinios
del BBVA”. Salomón asegura que “los que estamos en esto de la
publicidad sabemos muy bien de lo que hablamos. Lo de sobre facturar, o
sea falsear cuentas, ha sido el pan de cada día durante muchos lustros”.
El despido en 2012 de Ignacio Maldonado como
director de Publicidad Corporativa y Patrocinios revelaba el “lado
oscuro” de la entidad. Y es que no deja de sorprender que una persona
que llevaba más de 14 años en el BBVA fuera sorprendida ‘metiendo la
mano en la caja’. Según fuentes conocedoras del proceso, las prácticas irregulares detectadas se centraban en que desde el departamento de Patrocinios de BBVA se sobrefacturaba por los servicios publicitarios contratados.
“Muchos clientes no se han enterado, otros han mirado para otro lado y, en casos más flagrantes, clientes, agencias y productoras estaban perfectamente confabuladas”, añade Salomón en El Periódico de la Publicidad.
¿Necesita el mercado una regeneración ética para que sea creíble y nos podamos mirar a la cara “sin sobres ni cosas raras” de por medio como pide Salomón en su artículo?
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